¿Has encontrado tu camino?
¿Cómo encontrar mi vocación? ¿mi propósito? ¿mi camino vital?
En Japón existe un concepto denominado IKIGAI y que se refiere a nuestra “razón de ser” o “motivo vital”. Según la cultura japonesa todo el mundo tiene uno y es nuestra misión descubrirlo.
“Lo que el hombre realmente necesita no es un estado de tranquilidad absoluta, sino la lucha y el desafío de una motivación que merezca la pena. Una misión escogida libremente” .- Viktor Frankl
Muchas veces en consulta me encuentro con personas que están en busca de su camino vital, su misión, su vocación, su propósito. Incluso algunas veces esta búsqueda genera angustia, nos generamos un gran nivel de presión por “tener” que encontrarlo ya, ¡queremos “tenerlo claro”! .. y esas mismas ansias nos bloquean y nos confunden aún más. Puede que pensemos que prácticamente todo el mundo lo tiene claro menos nosotros, y que esta idea nos haga sentir infelices, sin rumbo, frustrados. Si nos generamos demasiada presión, la angustia no nos permitirá visualizar las cosas con claridad, y probablemente nos quedemos atascados en la “parálisis del análisis”.
¿Tu ya has encontrado tu Ikigai? en este artículo te doy algunas claves para reflexionar sobre ello:
1. No tengas prisa por encontrar tu “rumbo definitivo”, disfruta del camino.
Como dice el poema: “caminante no hay camino, se hace el camino al andar”. Muchos pasamos por periodos en nuestra vida en los que nos cuestionamos qué rumbo tomar, qué hacer con nuestras vidas, es normal. No te metas presión. Tu camino irá tomando forma poco a poco, puede que aún no tengas la experiencia suficiente para darle forma, aunque creas que “ya debería saber cuál es mi vocación, mi pasión, mi propósito”, no tiene por qué ser así, tranquilo, puede que precises un tiempo para elaborarlo, o puede que cambie, y no pasa nada. Céntrate en aprender, en probar cosas, absorber.. no puedes encontrar algo que te apasione si no pruebas primero varias cosas, no puedes saber cuál es tu plato favorito antes de probar muchos. Investiga, descubre, y disfruta del camino.
2. Céntrate en tus valores, que ellos sean tu guía:
Una de las mayores fuentes de frustración e insatisfacción es la disonancia cognitiva entre lo que hacemos, la vida que llevamos y nuestros valores: aquello que para nosotros es importante, valioso.
Muchas veces nuestros valores y nuestras acciones o forma de vida no están alineadas, y esto nos causa un conflicto interno. ¿Cuáles son tus valores? ¿Recuerdas el cuento de las piedras y el frasco? ¿Cuáles son tus piedras grandes? Para algunos son el respeto, la generosidad, la valentía, para otros la salud, la familia, la estabilidad económica, o la gratitud, la creatividad, la inteligencia..
Reducir las disonancias:
He conocido muchas personas, e incluso he vivido en mi propia piel este tipo de disonancias cognitivas: uno de mis primeros trabajos remunerados fue como consultora en el área de recursos humanos de una empresa multinacional. Era una compañía en la que se primaba el beneficio de la empresa sobre todas las cosas, sin tener en cuenta el desarrollo profesional de los trabajadores, la buena comunicación, los planes de carrera, la conciliación.. la política de recursos humanos que se aplicaba en dicha empresa era completamente contraria a mis valores, y si bien era un trabajo muy bien remunerado, me sentía realmente mal, no podía soportar el malestar y el conflicto interno que me generaba, por lo que a los pocos meses dejé el puesto. Que alivio sentí en ese momento.
Los valores son aquellas cosas a las que damos importancia. Es fundamental conocer cuáles son los nuestros y cómo los priorizamos, pues éstos nos hablan de nuestras necesidades y de nuestras motivaciones y guiarnos por ellos nos ayuda a tomar mejores decisiones. A continuación te dejo una lista con algunos valores: ¿Cuáles señalarías como tus 20 valores más importantes? ¿tu top 10? ¿los 5 primeros? ¿y cómo los ordenarías?
El estar alineados con nuestros valores es fundamental: tanto a nivel personal (nuestros hábitos, a qué dedicamos nuestro tiempo, nuestras aficiones, las cosas que priorizamos) como a nivel laboral: muchas veces existen disonancias porque los valores de la empresa en la que trabajamos no se corresponden con los nuestros, o lo que se exige a nuestro puesto de trabajo no se corresponde con nuestros valores personales. Es importante reflexionar sobre ello y buscar el encontrarnos en consonancia con nuestros valores.
- Nuestros valores nos mueven a mejorar.
- Nos marcan nuestro propio camino (versus lo que “se supone que debemos hacer” o “lo que esperan de mi”)
Aspectos que conforman nuestro IKIGAI:
El Ikigai, el sentirnos “valiosos” en lo que hacemos, es la confluencia de cuatro factores: aquello que amas, en lo que eres bueno, por lo que pueden pagarte, y lo que el mundo necesita. Conseguir hacer confluir estos cuatro aspectos en un camino de desarrollo personal y profesional no es sencillo. Fíjate cómo en esta intersección confluye lo personal (pasiones, valores, habilidades) con lo profesional (trabajo, profesión, remuneración) y lo social (lo que aporto a mi comunidad)
Lo que amas hacer: Aquellas cosas con las que disfrutas. Suelen ser actividades en las que podemos pasar horas entretenidos sin darnos cuenta. Pregúntate: Si el dinero no fuese un problema y dispusiese del suficiente para no tener que preocuparme: ¿a qué dedicaría mi tiempo? ¿con qué cosas disfruto? (por ejemplo: disfruto hablando con los demás, viajando, dibujando, escribiendo, haciendo manualidades, escuchando a la gente, cocinando, nadando, cuidando mis plantas..)
- Lo que eres bueno haciendo: Tus habilidades y talentos, tus fortalezas. Aquello que se te da bien. (por ejemplo: soy un buen comunicador, buen organizador, soy bueno escuchando y poniéndome en el punto de vista del otro, soy meticuloso, analítico, se me dan bien los números, soy creativo… )
- Aquello por lo que te pueden pagar: actividades que podemos “monetizar” de alguna manera e insertarnos en el mercado. Teniendo en cuenta las cosas que amas hacer y las que se te dan bien: ¿Cómo podrían convertirse en algo por lo que te puedan pagar?
- Lo que el mundo necesita: Aquello que podemos aportar a los demás, que está en consonancia con nuestros valores y que sirve a otras personas, que puede resultar útil, reconfortante, o de ayuda a nuestra comunidad de alguna forma.
“La verdadera satisfacción no se logra a través de la auto-gratificación, sino a través de la lealtad a un propósito que merezca la pena” – Helen Keller
¿Es necesario encontrar algo que aúne estos cuatro aspectos para sentirme pleno?
“La felicidad no es hacer lo que te gusta sino que te guste lo que haces.”- Anónimo.
Personalmente creo que no necesariamente. El Ikigai sería lo ideal, es estupendo si conseguimos hacer confluir todas las áreas, puede ser una guía hacia la que movernos, pero en el camino también puede haber otros equilibrios en los que nos sintamos plenos y no haya disonancias.
Por ejemplo: Conozco aun chico que trabaja como teleoperador de atención al cliente, tiene muy buenas cualidades de comunicación, empatía y paciencia, en su trabajo se siente valorado por sus coordinadores, y aunque no le apasionan las funciones tiene un horario flexible que le permite dedicar tiempo a otros intereses: está muy comprometido con la ecología y el medio ambiente y participa como voluntario en una asociación en la que imparte talleres y charlas de concienciación sobre reciclaje, lleva a cabo proyectos de reforestación, cultiva un huerto ecológico urbano, tiene una vida social muy rica, y admite sentirse muy pleno. También conozco a una responsable de un negocio de eventos, que trabaja en su empresa durante primavera-verano y el resto del tiempo se dedica a viajar y sacar fotos, a un camarero que realiza arte urbano (¡sus grafitis son impresionantes!), a un ama de casa que dirige una protectora de gatos abandonados… y todos ellos están alineados con sus valores, son personas sonrientes, entusiastas, y con una gran energía positiva.
Creo que lo fundamental es reflexionar sobre estos aspectos, sobre nuestros propósitos en la vida, nuestros valores y vivir alineados con ellos. No obsesionarse por encontrar “ese trabajo que nos realice”, sino centrarnos en construir un camino en el que primemos aquello que nos aporta, a medida que vayamos avanzando podremos ir evolucionando, aprovechando oportunidades, arriesgándonos por algo que consideramos que merece la pena.. pero siempre siguiendo y moviéndonos por nuestros valores.
Tu camino puede ir cambiando de forma, pero tu brújula han de ser siempre tus valores.
Algunas preguntas para reflexionar sobre el camino a seguir:
- ¿A qué dedicarías tu tiempo si el dinero no fuese un problema? Imagina que tienes el suficiente para vivir sin preocuparte por llegar a fin de mes, pero
sin grandes lujos ¿qué harías en tu día a día?
- ¿A qué te arriesgarías si tuvieras la seguridad de que no vas a fracasar?
- ¿Qué cosas te preocupan en relación a tu entorno o sociedad ?
- ¿Qué actividades te absorben y podrías estar haciendo durante horas?
- ¿Cuáles on tus libros / películas favoritas y por qué?
- ¿Si te quedaran pocos meses de vida, cuáles serían tus prioridades? ¿Qué cosas te gustaría hacer antes de morir?
- ¿A quiénes admiras? ¿por qué los admiras?
- ¿De qué te sientes orgulloso respecto a tí mismo?
- Si algo te motiva pero no lo ves fácil intenta cambiar los “No puedo” por “¿Cómo podría?”
Espero que estos apuntes te sean de utilidad para reflexionar sobre tu camino a seguir, tu vocación y tu meta vital. Recuerda: lo fundamental es estar alineados con nuestros valores y disfrutar del camino.
“La felicidad no es un destino, sino un camino.” –
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Comentar (1)
Excelente artículo, hay que ponerlo en práctica, o por lo menos eso haré.