12 Poemas de amistad con mucho sentimiento y contenido
La amistad es uno de los mayores tesoros de la vida. Los amigos leales siempre están ahí para hacerte reír cuando estás deprimido; son un soporte cuando piensas que vas en caída libre y no tienen miedo de corregirte y buscar lo mejor para ti.
Este tipo de amigo puede ser difícil de encontrar, por eso es importante que cuando lo consigas le reconozcas todo lo que significa para ti y una forma de hacerlo, es a través de poemas de amistad.
La amistad, como todo gran sentimiento, tiene muchos matices, es por eso que los grandes poetas no escriben todos los poemas de amistad desde el lado alegre; también hay algunos inspirados en el lado triste de los afectos.
12 Poemas de amistad con mucho sentimiento y contenido
1. No moriré del todo, amiga mía.
No moriré del todo, amiga mía,
mientras viva en tu alma mi recuerdo.
Un verso, una palabra, una sonrisa,
te dirán claramente que no he muerto.
Volveré con las tardes silenciosas,
con la estrella que brilla para ti,
con la brisa que nace entre las hojas,
con la fuente que sueña en el jardín.
Volveré con el piano que solloza
las nocturnas escalas de Chopin;
con la lenta agonía de las cosas
que no saben morir.
Con todo lo romántico, que inmola
este mundo cruel que me destroza.
A tu lado estaré cuando estés sola,
como una sombra más junto a tu sombra.
2. Aquí por ti.
El pasado no se puede deshacer u olvidar
El futuro es todo a lo que podemos aspirar.
Desearía haber estado a tu lado
Todas las veces que has llorado.
De corazón te digo que es verdad,
Siento mucho lo que has batallado.
Pero sola otra vez no estarás
Y la felicidad seguro encontrarás.
Tus sueños se verán cumplidos
Y yo podré disfrutarlos contigo.
3. A mis amigos.
A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo;
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida, paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel,
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel,
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel:
un corazón.
A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara sin querer nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir, alguna vez, por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema,
mi pobre alma incorregible de cigarra.
Un barco frágil de papel,
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel,
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel:
un corazón.
Amigo mío si esta copla como el viento,
adonde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque lo exige el sentimiento
cuando se lleva a los amigos en el alma.
4. El árbol de los amigos
Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos,
con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos,
los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.
Son sinceros, son verdaderos.
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón
y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,
tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.
Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,
durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho,
pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida
y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
5. Sé, pues, justo y bueno.
Hemos de ser justos, hemos de ser buenos,
Hemos de embriagarnos de paz y amor,
Y llevar el alma siempre a flor de labios
Y desnudo y limpio nuestro corazón.
Hemos de olvidarnos de todos los odios,
de toda mentira, de toda ruindad
hemos de abrasarnos en el santo fuego
de un amor inmenso, dulce y fraternal.
Hemos de llenarnos de santo optimismo,
tender nuestros brazos a quien nos hirió;
Y abrazar a todos nuestros enemigos
en un dulce abrazo de amor y perdón.
Olvidar pasiones, rencores, vilezas…
Ser fuertes, piadosos, dando bien por mal:
¡Que esa es la venganza de las almas fuertes
Que viven poseídas de un santo ideal!
“Hemos de estar siempre gozosos”, tal dijo
Pablo el elegido, con divina voz,
Y a través de todos los claros caminos
caminar llevando puesta el alma en Dios.
Hemos de acordarnos que somos hermanos,
hemos de acordarnos del dulce Pastor.
Que crucificado, lacerado, exánime…
para sus verdugos imploró perdón.
6. Del nuevo primer día
Cuando te sientas perdido,
y sepas que nada queda por hacer.
Cuando todos tus sueños se hayan ido,
piensa que más bajo no podrás caer.
Así que levántate, amigo.
Sacúdete la melancolía
Y escucha, que muy en serio te lo digo;
¡Celebra el nuevo día!
Ahoga las penas,
átalas, guárdalas bajo llave
o grítalas al viento para que éste se las lleve,
y así notarás que a ti ya no te pesan
7. A un amigo
No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte limites dentro de los cuales debes actuar,
pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.
En estos días oré por ti…
En estos días me puse a recordar a mis amistades mas preciosas.
Soy una persona feliz: tengo mas amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran.
Es lo que siento por todos ellos.
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos,
sea en la alegría o sea en la serenidad.
En estos días pensé en mis amigos y amigas,
entre ellos, apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.
Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que
transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos.
Hice lo que todo amigo:
Oré… y le agradecí a Dios por ti.
Gracias por ser mi amigo.
8. Amigos que por siempre nos dejaron
Amigos que por siempre
Nos dejaron,
Caros amigos para siempre idos,
¡Fuera del Tiempo
Y fuera del Espacio!
Para el alma nutrida de pesares,
Para el transido corazón, acaso.
9. Algunas amistades son eternas
Algunas veces encuentras en la vida
una amistad especial:
ese alguien que al entrar en tu vida
la cambia por completo.
Ese alguien que te hace reír sin cesar;
ese alguien que te hace creer que en el mundo
existen realmente cosas buenas.
Ese alguien que te convence
de que hay una puerta lista
para que tú la abras.
Esa es una amistad eterna…
Cuando estás triste
y el mundo parece oscuro y vacío,
esa amistad eterna levanta tu ánimo
y hace que ese mundo oscuro y vacío
de repente parezca brillante y pleno.
Tu amistad eterna te ayuda
en los momentos difíciles, tristes,
y de gran confusión.
Si te alejas,
tu amistad eterna te sigue.
Si pierdes el camino,
tu amistad eterna te guía y te alegra.
Tu amistad eterna te lleva de la mano
y te dice que todo va a salir bien.
Si tú encuentras tal amistad
te sientes feliz y lleno de gozo
porque no tienes nada de qué preocuparte.
Tienes una amistad para toda la vida,
ya que una amistad eterna no tiene fin.
10. Amigo
Amigo, llévate lo que tú quieras,
penetra tu mirada en los rincones
y si así lo deseas, yo te doy mi alma entera
con sus blancas avenidas y sus canciones.
Amigo -con la tarde haz que se vaya
este inútil y viejo deseo de vencer -.
Bebe de mi cántaro si tienes sed.
Amigo —con la tarde haz que se vaya
este deseo mío de que todo el rosal
me pertenezca -,
Amigo si tienes hambre come de mi pan.
Todo, amigo, lo he hecho para ti.
Todo esto que sin mirar verás en mi estancia desnuda:
todo esto que se eleva por los muros derechos
– como mi corazón – siempre buscando altura.
Te sonríes amigo… ¡Qué importa!
Nadie sabe entregar en las manos
lo que se esconde adentro,
pero yo te doy mi alma, ánfora de mieles suaves,
y todo te lo doy…
Menos aquél recuerdo…
… Que en mi heredad vacía aquel amor perdido,
es una rosa blanca, que se abre en el silencio…
11. Amistad a lo largo
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende.
12. Entre amigos de Friedrich Nietzsche
Hermoso es compartir el silencio,
más hermoso es compartir la risa —
tumbado sobre el musgo a la sombra del haya,
bajo un cielo de seda
reír alegre entre amigos
dejando ver los blancos dientes.
Si lo hice bien, callemos,
si lo hice mal, riamos,
y hagámoslo siempre peor,
hagámoslo peor, y maliciosos riamos
hasta ascender a nuestra sepultura.
¡Amigos! ¡Sí! ¿Así ha de suceder?
Hasta la vista. ¡Amén!
Esperamos que te hayan gustado estos poemas de amistad y que puedas dedicarle alguno a esa persona que siempre está contigo, sin importar la situación.
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