Cuando menos lo esperamos, la vida nos pone un reto para poner a prueba nuestro coraje y voluntad de cambio; en un momento así, no tiene sentido fingir que no ha pasado nada o decir que no estamos preparados. El desafío no se hará esperar. La vida no mira atrás. Una semana es tiempo más que suficiente para que decidamos si aceptamos o no nuestro destino.
No expliques. Tus amigos no lo necesitan y tus enemigos no te creerán.
Pero hay sufrimiento en la vida, y hay derrotas. Nadie puede evitarlos. Pero es mejor perder algunas de las batallas en la lucha por tus sueños que ser derrotado sin saber por qué estás luchando.
Nuestros verdaderos amigos son aquellos que están con nosotros cuando suceden las cosas buenas. Nos animan y se complacen con nuestros triunfos. Los falsos amigos sólo aparecen en los momentos difíciles, con sus rostros tristes y solidarios, cuando en realidad nuestro sufrimiento les está sirviendo para consolarlos de sus miserables vidas.
Cuando alguien se va, es porque alguien más está por llegar.
Algunas personas parecen estar felices, pero simplemente no le dan mucha importancia al asunto. Otros hacen planes: voy a tener un marido, un hogar, dos hijos, una casa en el campo. Mientras están ocupados en eso, son como toros que buscan al torero: reaccionan instintivamente, se equivocan, sin saber dónde está el objetivo. Obtienen su automóvil, a veces incluso obtienen un Ferrari, y piensan que ese es el significado de la vida, y nunca lo cuestionan. Sin embargo, sus ojos delatan la tristeza que ni siquiera ellos saben que llevan en el alma. ¿Estás feliz?
Cierra algunas puertas hoy. No por orgullo, incapacidad o arrogancia, sino simplemente porque no te llevan a ninguna parte.
Siempre es importante saber cuando algo ha llegado a su fin. Cerrar círculos, cerrar puertas, terminar capítulos, no importa cómo lo llamemos; lo que importa es dejar en el pasado esos momentos de la vida que ya pasaron.
El amor es siempre nuevo. Independientemente de si amamos una, dos o una docena de veces en nuestra vida, siempre nos enfrentamos a una situación completamente nueva. El amor puede enviarnos al infierno o al paraíso, pero siempre nos lleva a alguna parte. Simplemente tenemos que aceptarlo, porque es lo que nutre nuestra existencia. Si lo rechazamos, morimos de hambre, porque nos falta el coraje de extender la mano y arrancar el fruto de las ramas del árbol de la vida. Tenemos que llevar el amor donde lo encontramos, aunque signifique horas, días, semanas de desilusión y tristeza. En el momento en que comenzamos a buscar el amor, el amor comienza a buscarnos. Y para salvarnos.
Se dice que la hora más oscura de la noche llega justo antes del amanecer.
El mundo está dividido entre los que me entienden y los que no. En el caso de estos últimos, simplemente dejo que se atormenten tratando de ganarse mi simpatía.
Todo el mundo cree que el objetivo principal en la vida es seguir un plan. Nunca preguntan si ese plan es suyo o si fue creado por otra persona. Acumulan experiencias, recuerdos, cosas, ideas de otras personas, y es más de lo que posiblemente puedan soportar. Y por eso se olvidan de sus sueños.
La tragedia siempre provoca un cambio radical en nuestras vidas, un cambio que se asocia con el mismo principio: la pérdida. Ante cualquier pérdida, no tiene sentido tratar de recuperar lo que ha sido; lo mejor es aprovechar el gran espacio que se abre ante nosotros y llenarlo con algo nuevo.
Perdono las lágrimas que me hicieron derramar, perdono el dolor y los desengaños, perdono las traiciones y las mentiras, perdono las calumnias y las intrigas, perdono el odio y la persecución, perdono los golpes que me hieren, yo perdono los sueños destrozados, perdono las esperanzas muertas, perdono la hostilidad y los celos, perdono la indiferencia y la mala voluntad, perdono la injusticia cometida en nombre de la justicia, perdono la ira y la crueldad, perdono la negligencia y el desprecio, perdono al mundo y todos sus males… también me perdono a mí mismo. Que las desgracias del pasado ya no pesen más en mi corazón. En lugar del dolor y el resentimiento, elijo la comprensión y la compasión. En lugar de rebelión, elijo la música de mi violín. En lugar de la pena, elijo el olvido. En lugar de la venganza, elijo la victoria. Seré capaz de amar, independientemente de si soy amado de vuelta, de dar, incluso cuando no tengo nada, de trabajar feliz, incluso en medio de las dificultades, de tender mi mano, incluso cuando estoy completamente solo y abandonado, de secando mis lágrimas, aun cuando lloro, de creer, aun cuando nadie crea en mí… Así es. Así será.
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